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Pep talk de Kate DiCamillo en español

Querido escritor,

Cuando tenía 30 años, me mudé a Minneapolis y conseguí un trabajo en un almacén de libros. Mi título oficial era “Escogedor.” Esto significó que andaba en el tercer piso con una orden computarizada en una mano y sacando libros de la estantería con la otra. Ponía todos los libros en un carrito de super mercado y empujaba el carrito hacia un viejo elevador e iba abajo para entregar la orden al departamento de envíos. Luego subía las escaleras al tercer piso para empezar de nuevo.

No era un trabajo difícil. No pagaban mucho. Yo estaba de pie durante todo el día. Me dolía la espalda. Me dolían las manos. Pero estaba contenta. Me rodeaban los libros y personas a quienes les encantaba leerlos. Además, por primera vez en mi vida, estaba escribiendo.

Me levantaba todos las mañanas antes de trabajar (ponía el despertador a las cuatro y media) y escribía dos páginas antes de ir al almacén. Y luego, cuando llegaba a las 7:00 para registrarme en el reloj checador, recibía mi charla diaria de “entonces-quieres-ser-escritora” de un colega.

Vamos a llamarlo Bob. (Aunque su nombre real es Gary).

Bob quería ser escritor también. Pero no estaba escribiendo. Todas las mañanas teníamos la misma discusión.

Bob: “Qué tal estuvo la escritura?”

Yo: “Bien.”

Bob: “Cuantas páginas escribiste?”

Yo: “Dos.”

Bob: “Crees que Dickens escribía dos paginas por día?”

Yo: “No sé cuantas páginas escribía Dickens por día.”

Bob: “Sí, pues déjame decirte algo, no eres Dickens. ¿Cual es tu plan B, nena? ¿Cual es tu plan B para cuando escribir no tiene éxito?

Para esta pregunta, no tenía respuesta.

Le daba la espalda a él, pulso rápido, puños cerrados, y subía las escaleras al tercer piso y empezaba a escoger libros.

Cuando el despertador sonaba a las 4:30 la mañana siguiente, pensaba en Bob y eso es parte de la razón que me levantaba.

Es excelente tener alguien para creer en ti y tu habilidad de escribir.

Pero creo que es útil tener personas que no creen en ti, personas que se burlan de ti, personas que dudan de ti, personas que te molestan. Afortunadamente, nunca hay escasez de este tipo de personas.

Así que mientras comienzas la escritura de este mes, escribe por ti mismo. Escribe por el cuento. Y escribe, además, por todas las personas que dudan de ti. Escribe por todas esas personas que no tienen el coraje de tratar de hacer esta cosa maravillosa y grandiosa. Deja que ellos te motiven.

En otras palabras, ¡Hazlo por Bob!

Tu compañera de escritura,

Kate DiCamillo

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